Ikigai y shimei: el combustible que todo emprendedor necesita
- María Isabel Parra
- 16 may
- 4 Min. de lectura
¿Por qué tantos antiguos directivos deciden emprender?
emprender?
Después de décadas en cargos ejecutivos, muchos profesionales sienten una inquietud difícil de ignorar: el deseo de construir algo propio, alineado con sus valores y visión del mundo. Ya no se trata solo de generar rentabilidad, sino de crear impacto, de dejar un legado. Es en esta etapa donde el emprendimiento se presenta no como una aventura arriesgada, sino como una evolución natural de su carrera profesional.
Los motivos más comunes incluyen:
El deseo de autonomía.
La búsqueda de propósito y plenitud personal.
La necesidad de aplicar su experiencia sin restricciones corporativas.
El interés en resolver un problema social o mejorar una industria.
Este perfil de emprendedor maduro tiene algo que lo diferencia: no parte de la ambición, sino del significado.
Directivos que emprenden: una decisión racional
La tendencia es clara: cada vez más personas con experiencia se plantean convertirse en emprendedores. Es una decisión racional. Así, el informe de la OCDE Senior Entrepreneurship destaca que los emprendedores mayores poseen ventajas como redes más desarrolladas, mayor experiencia laboral, habilidades técnicas y de gestión más avanzadas, y una posición financiera más sólida. Estas características pueden contribuir a una mayor resiliencia y sostenibilidad de sus negocios.
Pero estos profesionales experimentados buscan algo más que un negocio: buscan sentido y propósito. Por eso es importante que conozcan dos conceptos procedentes de la cultura japonesa: ikigai y shimei.
Ikigai y shimei: ¿qué son y por qué importan?
En este contexto emergen dos conceptos japoneses clave para los nuevos emprendedores: el ikigai y el shimei.
Ikigai es más conocido entre el público de habla hispana. Se traduce como “razón de ser” o “motivo para levantarse cada mañana”. Es la intersección entre lo que amas, lo que el mundo necesita, lo que sabes hacer bien y aquello por lo que te pueden pagar.
Shimei, en cambio, es un concepto menos conocido. Significa “misión” o “llamado vital”. Está relacionado con tu deber espiritual o moral en el mundo. No siempre es rentable ni placentero, pero es aquello que sientes que debes hacer, cueste lo que cueste.
Mientras que el ikigai equilibra pasiones, habilidades y mercado, el shimei es más profundo: conecta con el alma, con lo que estás llamado a cumplir, incluso si no genera reconocimiento inmediato.
Un proyecto con ikigai es sostenible en el tiempo. Un proyecto con shimei es transformador.

Ikigai y shimei no son conceptos esotéricos. Para muchos profesionales y directivos son herramientas estratégicas que les sirven para construir un proyecto con significado y vivir con coherencia. Para otros, es la razón por la que inician un proyecto empresarial propio: quieren estar alineados con su pasión, su esencia y sus valores.
Si estás iniciando un proyecto o replanteando tu vida profesional, no comiences por el producto o el plan financiero. Primero, asegúrate de que te apasiona lo que vas a hacer y de que esa pasión te va a generar ingresos; y, no menos importante, asegúrate también de que tu proyecto está alineado con tu esencia y tus valores.
Sí, es cierto, todo esto no es fácil. Puede ser un proceso complejo. Clica aquí y encontrarás un testimonio que te ayudará a emprender desde el ikigai y el shimei.
Beneficios del ikigai y el shimei para los emprendedores
Para quienes emprenden después de una carrera corporativa, tener claro su ikigai y shimei puede marcar la diferencia entre perseverar o abandonar.
1. Claridad en la toma de decisiones: el emprendedor que conoce su ikigai y shimei sabe hacia dónde va. No se dispersa, ni se distrae con oportunidades que no están alineadas con su propósito.
2. Motivación sostenida: las crisis son inevitables en todo proyecto. El ikigai te motiva a seguir, pero el shimei te recuerda por qué empezaste.
3. Marca personal sólida y coherente: el ikigai define tu posicionamiento; el shimei transmite autenticidad. Esta combinación es poderosa a la hora de comunicar y conectar con el mercado.
4. Resiliencia en el largo plazo: quien actúa desde su misión no se quiebra fácilmente. El shimei genera una fortaleza interna que convierte cada obstáculo en parte del camino.
5. Impacto real y duradero: muchos exdirectivos no buscan solo rentabilidad, sino relevancia. Los proyectos guiados por el ikigai y el shimei tienden a crear un impacto profundo y sostenible.
Dificultades para mantener el ikigai y shimei a largo plazo
Aunque estos conceptos son potentes, mantenerlos vivos no es sencillo. Algunas barreras frecuentes son estas:
1. Presiones del mercado: en el intento de monetizar rápido, es fácil distorsionar el ikigai y descuidar el shimei. El peligro es construir algo rentable pero vacío.
2. Falta de acompañamiento: muchos emprendedores no cuentan con entornos que los ayuden a explorar su propósito.
3. Cansancio y frustración: sostener una misión a largo plazo implica sacrificios. La falta de resultados inmediatos puede hacer que el emprendedor se desconecte de su razón original.
4. Inseguridad o miedo al juicio: Nuestra misión personal puede no encajar en lo que el entorno espera de nosotros. El shimei puede incomodar… y eso asusta.
Emprender desde el ikigai y el shimei es posible
Esta no es una afirmación gratuita. En realidad, la he vivido. A mi vida profesional le faltaba precisamente ikigai y shimei. Sentía que las piezas no encajaban. Las recompensas propias del mundo corporativo (aplausos, notoriedad, incentivos económicos…) ya no eran suficientes.
He escrito El valor de renunciar para contar este proceso y para que mi experiencia sirva a otras personas. Es un testimonio y también una herramienta que te ayudará a encontrar tu ikigai y tu shimei.
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