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El éxito que pesa

  • María Isabel Parra
  • 22 abr
  • 3 Min. de lectura


No todo éxito se siente ligero. A veces, crecer significa cargar más. Y otras veces, sin darnos cuenta, ese crecimiento empieza a alejarnos de nosotras mismas.


Durante mucho tiempo, fui una mujer profundamente comprometida con su rol, su equipo y sus resultados. Mi desempeño no era casual: estaba sostenido por disciplina, foco y una entrega profunda. Logré reconocimientos importantes, llegué a mesas de decisión donde no todas podían sentarse… y sin embargo, algo dentro de mí empezó a fracturarse en silencio.


Ese quiebre no fue inmediato. Fue una suma de días. Una carga invisible que se fue acumulando hasta volverse insostenible.

No fue el trabajo en sí. No fue la empresa. No fue la gente. Era el costo de sostenerlo todo sin espacio para detenerme.


Cuando el aire ya no alcanza

Hay un tipo de agotamiento que no se resuelve con vacaciones. Un cansancio que no viene del hacer, sino de lo que sostenemos sin decirlo. Eso fue lo que sentí. Una especie de burnout funcional: mi cuerpo seguía funcionando, pero mi alma ya no respiraba igual.


Este tipo de estrés crónico es silencioso, porque llega cuando todo parece estar bien: tienes resultados, validación externa, incluso reconocimiento. Pero internamente, algo empieza a apagarse.


Y cuando no lo nombras a tiempo, el riesgo no es solo personal. También lo es para tus decisiones, tu salud, tus relaciones… tu forma de liderar.


No estaba en el lugar equivocado…

No  se trataba de una desconexión con el propósito de mi trabajo. Al contrario. Aportaba, influía y transformaba. Pero llegó un punto en que sostenerlo al ritmo en el que lo hacía me desconectó de mí.

Esa fue la paradoja más dolorosa.No era que no amara lo que hacía.Era que lo hacía bajo el velo de la “pasión” y en ese camino, me dejé a un lado.

Esa es la cara oculta del liderazgo silencioso: el que se ejerce sin mostrar grietas, el que no se permite ser vulnerable  porque teme ser malinterpretado, el que responde a todas las urgencias sin atender sus propias pausas.


Liderar sin romperse

Hoy acompaño a muchas personas que han vivido ese tipo de trayectorias en varios países del mundo, desde Estados Unidos hasta Sudamérica pasando por oídos hispanos en Suiza y hasta Dinamarca. Que no necesitan reinventarse desde cero, ni dar un salto al vacío, ni renunciar a todo. Solo necesitan volver a escucharse. Redefinir lo que significa sostener y dejar de pensar que cuidar de sí mismas es un lujo.


Eso fue lo que inspiró mis procesos de mentoría como renaSer y Negocios Nodales

Porque no todo liderazgo tiene que doler para ser legítimo.Y porque hay una forma de seguir influyendo sin perder la salud, la coherencia ni la vida personal en el intento.


Esto lo escribí cuando entendí que a veces el cansancio no viene solo del hacer,sino de sostener demasiado… durante demasiado tiempo,incluso aquello que alguna vez amaste construir.


¿Qué parte de tu éxito hoy te está quitando el oxígeno que necesitas para seguir?


Esa es la pregunta que te dejo. Y si al leerla sentiste algo… quizás este es el momento de abrir una nueva conversación contigo misma.



Te acompaño, si estás lista/o


Nutro e integro conexiones auténticas. Si esto tocó algo en ti, podemos conversarlo con respeto y sin presión.


📘 Si te sentiste reflejada, quizás mi libro El Valor de Renunciar puede acompañarte a nombrar lo que no siempre se dice en voz alta. 📥 O tal vez quieras explorar si una mentoría puede ayudarte a reorganizar tu liderazgo desde otro lugar.


No necesitas explicarme nada. Solo llegar, como estés.


éxito y estrés
éxito y estrés

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