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El éxito no se mide en aplausos

  • María Isabel Parra
  • 25 jun
  • 3 Min. de lectura

Una raíz del estrés: no saber qué es el éxito

La cultura corporativa nos ha enseñado que el éxito se parece a un escenario. Hay luces, aplausos, cargos con nombres solemnes, eventos que te validan públicamente. Y cuando creemos que esa es la única forma legítima de éxito, sentimos que no podemos parar. Porque, si paramos, ¿quién somos?

Esa creencia —“no hay éxito si no recibo reconocimientos externos y aplausos”— es una trampa.

Una trampa del ego disfrazada de profesionalismo. Una trampa que alimenta el estrés laboral y nos aleja de lo que verdaderamente importa: nuestra salud, nuestras familias, nuestra esencia.


Mi historia: cuando las zanahorias dejaron de saber bien

Yo también me dejé seducir por esa ilusión. Lo cuento en mi libro El valor de renunciar. Vivía inmersa en una agenda de eventos, reconocimientos y cargos que hacían sonar mi nombre en los pasillos de las grandes organizaciones. Me decían “mujer de ranking”, pero yo me sentía más bien como una mujer en el borde del precipicio.

Me convencí de que el éxito se medía en medallas, tarjetas de presentación, menciones en medios, invitaciones a foros. Me acostumbré a vivir corriendo dentro de una rueda de ratón, persiguiendo una dulce zanahoria que alimentaba mi ego profesional. Hasta que un día esa zanahoria dejó de saber bien.

Empecé a tener taquicardia, ansiedad, insomnio. Sentía que el agua se me iba entre los dedos y yo no podía detenerla. Hasta que mi cuerpo me obligó a frenar: un accidente en la ducha me partió los dientes.

Recuerdo volver a casa con el cuerpo agotado y la mente llena de preguntas. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué estaba dispuesta a perder mi salud, mi tiempo, mi presencia como madre, solo para sostener un rol que no me representaba?

qué es el éxito

¿Qué es el éxito? Diez creencias verdaderas que nos devuelven la paz

Negar una creencia errónea no basta. Hay que reemplazarla con una nueva verdad. Si queremos liberarnos del estrés laboral, necesitamos redefinir qué es el éxito. Estas frases han sido un faro para mí y pueden serlo para ti. Léelas con calma. Repítelas cuando te olvides de quién eres.

1. Mi éxito no se mide en aplausos, sino en los abrazos que puedo dar sin estar pensando en otra cosa.

2. El verdadero liderazgo es saber cuándo parar, no solo cuándo avanzar.

3. Una vida coherente vale más que un cargo sonoro.

4. Los aplausos pasan. La paz permanece.

5. No soy solamente mis resultados. Soy mi intención y mi presencia.

6. Cada día que puedo mirar a mis hijos sin culpa, soy exitosamente libre.

7. No necesito ser reconocida por el mundo para sentirme valiosa.

8. Mi agenda ya no la escribe el ego. La escribe mi corazón.

9. Liderar no es estar en todas partes; es saber en qué lugares es esencial estar.

10. Mi salud y mi bienestar son más importantes que alimentar mi ego.


El éxito que no te hace enfermar

Si hoy te sientes atrapado entre las exigencias de tu cargo y el vacío que te deja la falta de sentido, hazte esta pregunta: ¿estás viviendo para el éxito que te enseñaron o para el que tú quieres construir?

La verdadera respuesta a “qué es el éxito” no está en lo que logras. Está en tu capacidad de amar sin prisa y de trabajar con propósito. Está en tu habilidad de renunciar a lo que te enferma, aunque venga envuelto en papel brillante.

Hay una frase que me acompaña desde hace años: puedes renunciar a todo excepto a ti. Es el subtítulo de mi libro El valor de renunciar .

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